El cierre de la piscina municipal por las fuertes lluvias del pasado 17 de agosto ha despertado críticas que parecen no tener en cuenta que en época de crisis es fundamental el control del gasto público. Ya expliqué en este blog que la piscina requería dos o tres semanas de trabajos de limpieza y acondicionamiento para poder estar en condiciones óptimas, y que, siguiendo el calendario, habría estado lista para tan sólo una semana antes de su cierre.
Pues bien, a esto, al trabajo de los operarios municipales, habría que sumar al menos 6.000 euros, una cantidad que es más productivo destinarlo a cursos y proyectos de más duración que a algo que va a tener muy poca vigencia en el tiempo y va a contar con un número mínimo de beneficiarios.
Quiero recordar que los ayuntamientos gobernados por el Partido Popular llevamos a cabo unas medidas muy restrictivas para hacer el mejor uso posible del dinero público. Y lo que echamos de menos es que, en vez de recibir protestas por cosas absurdas, otros partidos se pongan del lado de los ciudadanos bormujeros y nos ayuden a conseguir proyectos que creen empleo y recursos en nuestro municipio.
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